Los orígenes de la música medieval se confunden con los
últimos desarrollos de la música del periodo tardío romano. La evolución de las
formas musicales apegadas al culto se resolvió a finales del siglo
VI en el llamado canto gregoriano. La
música monódica profana comenzó con las llamadas canciones de goliardos
(ss. XI y XII) y alcanzó su máxima expresión
con la música de los menestrelli, juglares, trovadores
y troveros,
junto a los minnesinger alemanes. Con la
aparición en el siglo XIII de la escuela de Nôtre-Dame de
París, la polifonía alcanzó un alto grado de sistematización y
experimentó una gran transformación en el siglo XIV con el
llamado Ars Nova, que constituyó la base de la que se sirvió el humanismo
para el proceso que culminó en la música del Renacimiento.